viernes, 19 de julio de 2013

Reencuentro con Silvio

Silvio:


Después de varios meses alejada de tu poesía, de los acordes de tu guitarra, de tu voz encantadora y desgarradora al mismo tiempo, volví a escucharte a todo volumen. Esta tarde te recordé, en realidad empecé a cantar Como Esperando Abril, y sentí la necesidad de volver a escuchar tu música. 
Antes te escuchaba con toda la intención de hundirme, de tratar de identificarme con lo que expones, pero hoy quise escucharte y analizar tus palabras.

Mi canción fetiche es y seguirá siendo El Necio, mas necesito publicar esta otra tuya:




Sueño Con Serpientes 

Sueño con serpientes, con serpientes de mar,
Con cierto mar, ay, de serpientes sueño yo.
Largas, transparentes, y en sus barrigas llevan
Lo que puedan arrebatarle al amor.

Oh, la mato y aparece una mayor.
Oh, con mucho más infierno en digestión.

No quepo en su boca, me trata de tragar
Pero se atora con un trébol de mi sien.
Creo que está loca; le doy de masticar
Una paloma y la enveneno de mi bien.

Ésta al fin me engulle, y mientras por su esófago
Paseo, voy pensando en qué vendrá.
Pero se destruye cuando llego a su estómago
Y planteo con un verso una verdad.

Otro poema de hace varios atardeceres

Soliloquio sobre la monotonía



No hay distinción entre un horizonte
Contaminado por el azufre
Y uno puro,
Teñido de anaranjado.

No existe el silencio estético,
Cargado de significado.
Hay tan sólo la negación del sonido,
Del decir,
De la palabra.


El rocío de las hojas,
El rojo de los labios,
La suavidad de la arena entre los dedos,
El primer resplandor de una mañana de verano,
Todo es subjetivo,
La belleza es absolutamente convencional.


Los sueños son subconscientes,
El amor no es infinito,
El tiempo es volátil,
A veces pausado,
Otras esquivo y frenético.


La muerte y la vida,
Polos opuestos de la “creación divina”,
Son lo único certero.
La humanidad los toma,
Algunos los ignoran,
Algunos los hacen suyos.


Existen quienes imaginan un manantial,
Sobre los cimientos destruidos de una civilización,
Ellos también pintan rosas en el desierto más árido,
Y  componen un Vals con los sonidos intermitentes
De la ciudad.


Todos ellos le temen a lo inevitable,
Al punto final de la imaginación,
A la rigidez,
Al frío,
A la oscuridad,
A ser humanos,
A ser finitos.


Buscan en la vida, entonces
Un sendero de apreciación,
Una paleta de colores,
Un entramado de frases,
Una fuga de imágenes corpóreas,
Danzando en un arrebato de energía.


La fugacidad,
El cambio,
Lo desconocido,
Los lleva a construir un método de supervivencia.


Primeros Auxilios del Artista,
Temeroso por el luto a sí mismo,
Por la monotonía que implica vivir.

Poema de hace mucho

Blas




Palpitante,
El dolor en la frente,
Cálido,
El furor en los ojos,
Lánguidos adioses,
Ansiosas bienvenidas.


Me mantiene despierta,
Madrugadas y madrugadas,
Las pupilas abiertas de par en par,
Te buscan en el insomnio.
Los tímpanos quieren ser destruidos,
Por tu grito de “buenos días”.


El universo no está hecho para que te quiera,
Ni mucho menos para que te extrañe.
Ridículo,
Implacable,
Irreversible.
Algunas decisiones no se pueden cambiar.


Es tortuoso.
La agonía de no encontrar ni una máscara,
Ni un retazo,
Ni una parodia.
Nadie que te imite.


El universo no está hecho para que te quiera,
Porque no pueden coexistir
Dos especies como nosotros,
Saltando por sobre las nubes,
Tocando constelaciones,
Jugando con los anillos de Saturno.


La dificultad que implica olvidar,
Lástima que la inocencia me lo impida,
Mi propia fisonomía no me lo permite,
Mis huesos no desprenden la médula
De tus huesos.


No transitaré ese camino de asfalto,
El universo no está hecho para que te quiera.